
La innovación en el ámbito de la salud mental y la neurorehabilitación nos muestra que la integración de distintas metodologías es la clave para lograr resultados más completos. Un ejemplo de ello es la estimulación cognitiva y multisensorial, dos enfoques complementarios que, al unirse, potencian los beneficios para el cerebro y el bienestar emocional.
Estimulación cognitiva: entrenar la mente
La estimulación cognitiva se centra en reforzar habilidades como la memoria, la atención, el lenguaje o las funciones ejecutivas. A través de ejercicios estructurados y personalizados, ayuda a mantener y mejorar el rendimiento mental, especialmente en personas con deterioro cognitivo o que buscan prevención.
Estimulación multisensorial: activar los sentidos
Por su parte, la estimulación multisensorial trabaja con experiencias que involucran la vista, el oído, el tacto, el olfato e incluso el movimiento. Estas actividades generan un impacto directo en las emociones, la relajación y la motivación, lo que crea un entorno favorable para el aprendizaje y la rehabilitación.
La combinación en un plan terapéutico: Gradior Suite
Cuando ambos enfoques se integran en un mismo plan, se consigue un abordaje más holístico. Por ejemplo, se puede comenzar una sesión con un ejercicio de atención en una plataforma digital y complementarlo con una experiencia inmersiva de realidad virtual o estimulación multisensorial. Este equilibrio entre entrenamiento cognitivo y activación sensorial aumenta la eficacia de la intervención.
Con herramientas como Gradior Suite, es posible diseñar planes terapéuticos que combinen la estimulación cognitiva y multisensorial de manera flexible y personalizada. Su carácter multidispositivo y sus entornos adaptativos permiten trabajar tanto en centros especializados como en casa, asegurando continuidad y motivación en cada sesión.